miércoles, 27 de diciembre de 2017

Antonio Guzmán como el continuador de la nominilla



Guzmán como el continuador de la nominilla


Silvestre Antonio Guzmán Fernández. Tomado de http://www.mi-rd.com/Interes/Historia/Antonio_Guzman.html


A muchos nos gustaría ver a Antonio Guzmán con ojos misericordiosos. Después de todo, no es fácil asumir la presidencia después de 12 años de dictadura balaguerista, en especial con las Fuerzas Armadas y el empresariado permaneciendo fieles al dictador. No obstante, Guzmán, quien se quitó la vida por razones no esclarecidas a 43 días de terminar su gobierno.

Este es el último de los articulitos que escribí después de leer “Manual de Historia Dominicana” del maestro Frank Moya Pons, 11era Edición, 1997. En la página 552, el doctor Moya Pons empieza diciendo de que desde que asumió el poder, Guzmán decidió gobernar fuera de la línea del PRD (“mi gobierno”). Nombró hijos, amigos, parientes y allegados en los puestos gubernamentales hasta el punto de que los demás dirigentes del PRD empezaron a antagonizarlo. Como el PRD siempre había sido opuesto a la reelección, los planes de Guzmán de una reeleocción indefinida motivaron su designación como “traidor” (no es desdeñable que al hombre que nos libró de Balaguer le llamaren traidor).

Para contrarrestar, Guzmán “trató de comprar a los líderes medios y activistas colocándolos en la nómina gubernamental. Guzmán nombró casi 8,000 nuevos empleados públicos antes de que terminara el primer año de su régimen. Durante el resto de su gobierno, el número de empleados públicos aumentó de 129,161 a 201,301 individuos, muchos de los cuales ocupaban posiciones superfluas”.


[2]

Como vemos, la nómina pública se encuentra hoy en día esencialmente igual en proporción a la población que al final de los tiempos de Antonio Guzmán. Esto debido a un incremento de más de 150 mil empleados durante los últimos 5 años, pasando la nómina estatal de 227,228 trabajadores en 2012 a 381,974 en inicios de 2017[3]. Los gastos corrientes del gobierno de Guzmán llegaron a consumir el 85% de los ingresos tributarios, quedando muy pocos recursos para la inversión. A fin de continuar con los programas de obras públicas y de apoyo a la producción agrícola, Guzmán se vio obligado imprimir dinero inorgánico, lo que provocó que cualquier ajuste hecho a favor de los productores agrícolas fuera neutralizado por la inflación.

En conclusión, todos conocemos el triste destino del presidente Guzmán, el cual se segó la vida de un balazo en la Barbería del Palacio Presidencial, pero más triste aún es el destino de la República Dominicana y aquellos de sus habitantes que por culpa de una política clientelar de la cual no han participado, han sido privados de oportunidades para desarrollarse intelectual y económicamente, a la vez que se van quedando con una deuda multimillonaria, la cual tendrá que pagar sin haber disfrutado de sus beneficios.

Transcrito el 27 de diciembre de 2017, pero probablemente escrito en el 2011, como parte de la serie “Lecciones de Historia con Frank Moya Pons”.



[1] No he podido encontrar ninguna referencia al carácter alcohólico del presidente, si bien varias personas que lo vieron pueden dar fe del mismo. Me pregunto, si cuando la generación de mi padre desaparezca, no habrá testimonio escrito que corrobore esta patología.

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