miércoles, 22 de enero de 2014

La Paz en la Sociedad




Motivado por el foro de Seminario Especial I, PUCMM. Publico esto:

·         ¿Cuál es la relación entre el poder político y la existencia de una sociedad justa o injusta?

Las relaciones entre las personas siempre son complejas y aunque a primera vista no lo parezca, mientras más personas involucradas, más complejas son. La política, como ciencia de lo público, es la rama más abarcadora de las ciencias sociales a la vez que es aquella que ofrece los resultados menos concretos: ¿Qué es el Estado? ¿Quiénes son el pueblo? ¿Cómo debe organizarse el Estado? ¿Por qué razón prevalecen determinadas personas o ideologías a la hora de contestar estas preguntas?, etc.

La Iglesia, a través de su Doctrina Social, ha avanzado determinadas respuestas, subrayando principalmente dos principios que deben guiar la organización política de una sociedad: La justicia y la subsidiaridad. Estos significan, en esencia: 1) Justicia: Cada uno debe recibir en base a su necesidad, con debida consideración al fin de eliminar las desigualdades mediante una transformación de las conductas humanas, no mediante la presión armada o económica; 2) Subsidiaridad: En la labor de lograr una sociedad más justa, los grupos sociales de gran tamaño deben dar la mayor autonomía y apoyo posible a los pequeños a fin de lograr un cambio directo y espontáneo, no forzado. El Estado ayuda a las ciudades, las ciudades a los barrios, los barrios a las familias, etc.

En conclusión, el poder político juega un papel crucial en la creación de una sociedad más justa, pero no debe asumir la tarea como exclusivamente suya. Los sectores activos en la política suelen constituir una vanguardia que representan una serie de ideales o conductas en cierta forma reflectivas de la situación de la sociedad, pero que en ningún caso pueden decirse que la representen, de lo contrario, no tendríamos dictaduras como la de Trujillo o gobiernos conciliadores como el de Mandela. Por ende, los sectores políticos deben enfocarse en propiciar el cambio que quieren ver en la sociedad, no imponerlo.

Ahora bien, ¿Cuál es la manera de lograr esto? Las respuestas son tan diversas como sociedades hay. Lo único certero es que mientras la vanguardia política no asuma un papel de guía hacia la justicia, es difícil que el grueso de la población lo inicie, sobretodo cuando los proyectos individuales no gozan del respaldo del tren gubernamental.

·         ¿Cómo considera la influencia de la convivencia política en la Republica Dominicana con relación al establecimiento de una sociedad justa o injusta?

La convivencia política no se limita a la pluralidad de instituciones políticas electorales en un clima de tolerancia y respeto, sino que trasciende a todos los individuos de la sociedad para expresar una relación armoniosa entre todos los estamentos de la población. En esencia, convivencia política es que las personas, independientemente de su rol social y estatus social, se muestren tolerantes y respetuosos a todas las demás personas.

Esta es una definición muy amplia en virtud de la cual, a menos que se trate de sociedades muy reducidas (en las cuales posiblemente no haya “quehacer político”), no podría afirmarse que existe convivencia política en ningún lugar del mundo.

El rol de la Iglesia respecto a esta compleja situación ha sido bastante claro: La convivencia política (llamada en las encíclicas como “paz” o “paz social”), es alcanzable solamente mediante el desarrollo integral de todos los estamentos sociales. Donde hay igualdad de oportunidades de desarrollo, allí reside la paz.

Respecto al concepto de desarrollo la Iglesia ha querido reivindicar una definición muy amplia de desarrollo, refiriéndose al mismo no como mero progreso de la capacidad económica, sino también cultural y de dignidad humana. Duele a los ojos de la Iglesia todo tipo de desigualdad no fundamentada únicamente en el trabajo y la creatividad y respecto a la cual nada se ha hecho a través de la caridad, lo mismo si esa desigualdad ocurre en un país desarrollado como en uno en vías de desarrollo.

Para vincular el tema a nuestro país basta decir que la igualdad de oportunidades dista mucho de conseguirse, principalmente por carencia de liderazgo comprometido en los sectores políticos, apatía generalizada y trabas corruptas al desarrollo de ideas valiosas (recordamos el principio de subsidiaridad). Para parafrasear a la gran Adela Cortina, los servicios básicos como educación, salud, seguridad y crédito de calidad no responden al mal llamado estado de bienestar, sino a un Estado de Justicia que en la República Dominicana distamos mucho de alcanzar.

·         ¿Consideran ustedes que habrá alguna manera de vincular a la sociedad en su conjunto para la toma de conciencia de la situación de la justicia y la exigencia de aplicación de la misma?

Considerando el estado actual de cohesión social de la República, la cual ha crecido exponencialmente en desconfianza al ritmo de su expansión demográfica, la única solución viable para un cambio de actitudes respecto a la justicia social es a través del quehacer político directo sobre las distintas comunidades. Habiendo visto varios lados de la moneda mi percepción es la siguiente: 1) Los pobres resienten, violentan y/o adulan a los más pudientes a fin de escalar por sí mismo la fosa de su clase; 2) La clase media resiente a los ricos y a los pobres porque se considera la gran sacrificada del país, poniendo cara dura cuando se le habla de justicia social y cara alegre cuando un rico cae en desgracia; 3) Los ricos se sienten superiores a los pobres, buscando agradarlos a fin de asegurar lealtad en base al agradecimiento y desdeñan aún más a la clase media a la cual considera una competencia indeseada a la cual no vale la pena proteger; 4) Los sectores políticos juegan a los malabares con las distintas clases a fin de colocarse en posición privilegiada en el embotado y anquilosado aparato del poder, forjado para mantener privilegios más que para propiciar buen gobierno.

En ese sentido, el quehacer sobre la gente no debe ser de activismo electoral. El gran error de todos los grupos divergentes es que piensan que porque la gente está desencantada con los partidos tradicionales, que podrán adquirir liderazgo en el plano político. Afortunadamente esta situación no ha ocurrido en el país porque las consecuencias en otros países latinoamericanos nos han dado manifestaciones que poco puede decirse que hayan afianzado la democracia y que es dudoso se mantengan después del ocaso de sus líderes. La vinculación de la gente tiene que ir encaminada hacia un repensar de las relaciones sociales para hacerlas más justas, lo que no necesariamente significa todavía más onerosas para algunos. Además, los enemigos comunes: corrupción, apatía, desorden, insalubridad, deben ser combatidos por todos por representar esto el único camino hacia cambios duraderos.

Algunos ejemplos de vinculación entre los estamentos sociales que han probado muy benéfico son las asociaciones de ahorro y préstamo de Microcréditos, los clubes deportivos, las cooperativas, los patronatos de ayuda en salud, la pastoral constitucional, los colegios que comparten con liceos, etc. Sin embargo, si estas iniciativas no gozan del apoyo del gobierno central, el peso de la corrupción, la apatía y el gasto extra en condiciones como seguridad, salud, infraestructura, terminará agobiándolas.

lunes, 6 de enero de 2014

Yo votaría por “Ninguno”. Plataforma ideológica incipiente para la curación del sistema electoral.



Yo votaría por “Ninguno”. Plataforma ideológica incipiente para la curación del sistema electoral.


Nuestro país está enfermo. Sufre de muchas dolencias. Algunas estrictamente corpóreas, como el dengue o el cólera, mientras otras puramente sociales como la desafectación y la desesperanza. Resulta que así como las patologías físicas producen efectos sobre nuestra psiquis, nuestros males espirituales también pueden generar respuestas muy físicas. 

 

Tomado de: http://images2.listindiario.com/image/article/
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Uno de los síntomas más perversos de nuestra desilusión general y sobre el cual quiero enfocar estas breves líneas es el híper activismo político. Desde hacia años estaba conciente de este fenómeno que envenena a gran parte de mis compatriotas, pero nunca me había percatado de su particular sintomatología hasta que leí una noticia hace poco: “Danilistas y leonelistas pulsean por control de organismos PLD”[1]. A partir de entonces empecé a unir las piezas y terminé por darme cuenta de que en República Dominicana seguimos la política como seguiríamos People Maganize. En un país donde todos los medios hablan de “política”, a casi ningún dominicano le interesa la política.

Para evidenciarlo, amable lector, un pequeño test: Mientras lee usted estas líneas, podría por favor responder las siguientes preguntas: 1) ¿En qué consiste el método D’Hondt? (método utilizado en nuestro país para contabilizar los escaños electorales de Diputados y Regidores); 2) ¿Cuál es la diferencia entre una lista electoral abierta y una cerrada y dentro de las cerradas, entre bloqueadas y desbloqueadas? (cerrada desbloqueada es la lista utilizada en nuestro país); 3) ¿En que consiste el voto preferencial y cuales son las ventajas o desventajas que apareja? (este sistema fue finalmente consagrado mediante nuestra ley 157-13). Si después de reflexionar sobre estos temas resulta que usted sabe tan poco como yo hace algunas horas, entonces de seguro no podrá responder a ninguna de estas preguntas, pero no se preocupe, como yo, es posible que si conozca datos mucho más relevantes como que “Hipólito acabó con to’” y, sobretodo, que “con ella, seguimos con él”.

Ya en seriedad, ponderando estas cuestiones empecé a hacer memoria del movimiento Vote por Ninguno. Intenté recordar si el movimiento tenía alguna plataforma ideológica, pero me fue imposible. Buscando en la Web, lo más reciente que se publicó en medios dominicanos sobre el mismo fue un artículo en el Periódico Hoy escrito por Rosario Espinal[2]. En éste, la polítologa delineaba el movimiento y, a la vez, “explicaba” las razones por las cuales el mismo no prosperaría. Aparentemente, la propuesta del Movimiento era una modificación a la ley electoral o a los reglamentos electorales a fin de que se incluyera una casilla en blanco en la boleta electoral. Al momento de hacer el conteo, los votos en blanco o “por Ninguno” servirán como barómetro para expresar el rechazo de los votantes hacia los candidatos propuestos.

La JCE se apresuró en descalificar la idea, nosotros imaginamos porque teme a un resultado que vea a Ninguno como ganador, aunque ellos argumentan que el objetivo de las elecciones es elegir representantes y si el Movimiento Vota por Ninguno no se siente representado por los candidatos presentes, debería conformar un partido y nominar candidatos. Esto es cierto en un sentido muy pequeño y terriblemente desviatorio en un sentido muy perverso. Me explico:

Es cierto: La política es la ciencia de dirigir el Estado y verdaderamente son pocos los que daríamos la cara a la hora de enfrentar los auténticos problemas de nuestra sociedad. Como alguien tiene que enfrentarlos, designamos a esos pobres y desdichados representantes mediante el voto popular, pero de hecho, nos interesa muy poco como solucionan nuestros problemas o, incluso, como los elegimos. Lo ideal seria que todos aportásemos manos e ideas, pero lo real es que preferimos apostar cual de los candidatos ganará la carrera y después quejarnos o alabarlos cuando encaren o no aquellos problemas nuestros que nos gustaría que otro solucionase. En ese sentido, la JCE tiene razón, los que nos quejamos hemos presentado pocos candidatos.

Lo nefasto: El sistema político dominicano está en crisis. No en crisis de popularidad porque cada año parece tener más clientes, sino en crisis de representatividad. En un país donde nadie cree en los políticos, ¿por que tantas personas participan activamente del comercio partidista? La respuesta es simple. Pobreza aquí + dinero allá= persecución del dinero. Al final, el sistema electoral ha hecho poco por construir una democracia y actualmente amenaza una vez más con colapsar. Cuando al organismo rector de las elecciones se le resalta su fracaso, desvía el debate diciendo “la culpa es de ustedes porque no han hecho nada dentro de las reglas de juego que les fijamos”. En realidad, modificar la forma en la que participamos en la democracia representativa, es decir, modificar el sistema electoral es “hacer algo” y algo importante.

¿Que proponemos? El Movimiento Vote por Ninguno fue muy tímido. El voto en blanco solo evidenciaría lo que ya todos sabemos: Nadie cree en los que aspiran a “representarnos” (gobernarnos). La solución: nadie que no goce de la confianza de sus representados puede permitírsele vivir a costa de ellos, supuestamente “administrando” la riqueza que les recauda, supuestamente “legislando” aquello que es “justo y útil para la población”[3]. Por ende, nadie que no sea capaz de ganarle a Ninguno en unas elecciones merece el puesto al que aspira. “Ninguno” debe ir siempre en la boleta como candidato y solamente los candidatos que obtengan más votos que ninguno pueden acceder a sus curules. Los puestos restantes, a los cuales “Ninguno” superó deben ir a una segunda elección, pero los candidatos que no le ganaron a Ninguno no pueden repetirse y así sucesivamente hasta que se llenen los puestos. ¿El resultado? Posiblemente tengamos tres elecciones para poder elegir los 183 Diputados, 32 Senadores, cientos de Alcaldes y Vice-Alcaldes, miles de Regidores y Suplentes… que nos damos el lujo de mantener en nuestra patria[4]. La conclusión: Tal gasto de tempo, tiempo, dinero y energías harán darse cuenta a la gente y a los políticos de que solo pueden estar “ahí arriba” los que realmente queramos ahí.

Acabo este articulillo con una nota histórica: Durante la Reforma Constitucional de 2010 los políticos electos propusieron nuevamente la unión de las elecciones generales y las presidenciales, las cuales habían sido separadas 16 años atrás con la reforma de 1994. Es interesante, pero no sorprendente, que para lograrlo ellos propusieron campantemente que sus términos electorales, en lugar de reducírseles, les fueran extendidos por 2 años más!!! A pesar de la opinión generalizada de que los políticos están deslegitimados, no recuerdo a nadie que alzara palabra para denunciar esta bravuconada (era estudiante de derecho en ese momento y seguí la Reforma con cierto interés). En cambio, recuerdo a casi todo el mundo concentrado en opinar acerca de la inclusión del aborto en la Constitución. Tristemente, esa discusión profunda no motivó un cambio en las políticas públicas de salud para evitar los embarazos no deseados, en especial en adolescentes[5]. En cuanto a los términos prolongados, 82 años antes Horacio Vásquez igualmente extendió su término presidencial en dos años, legitimando así el movimiento del 23 de Febrero de 1930 que “encabezado” por Estrella Ureña, lo destituyó de la Presidencia y presentó a Trujillo a las elecciones solo 3 meses después. De nuevo, tristemente en esta ocasión, la prolongación de los términos ni siquiera dio paso a una discusión sobre los salarios públicos.


[3] Art. 40.15 de la Constitución Dominicana. “A nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni impedírsele lo que la ley no prohíbe. La ley es igual para todos: sólo puede ordenar lo que es justo y útil para la comunidad y no puede prohibir más que lo que le perjudica”
[4] http://www.elcaribe.com.do/2012/03/23/pais-con-mas-legisladores-region Según este artículo de El Caribe, RD es el país con más legisladores de toda la Región Centroamericana.
[5] http://www.noticiassin.com/2013/10/ninas-criando-ninos-el-drama-del-embarazo-adolescente-en-america-latina/ Según este artículo de Noticias SIN, RD es el tercer país de Latinoamérica con más embarazos en adolescentes.