sábado, 21 de julio de 2012

Pensar para proponer



Conversatorio de la Oficina Senatorial “Pensar para proponer: Educación para el crecimiento y la inclusión social. Retos y potencialidades en la República Dominicana”


Educación, la nueva panacea. Hace tiempo que venimos jugando con la idea de que la educación representa la solución a todos los males de la República Dominicana, así como antes lo fue el petróleo y después lo fue el turismo. En cierto grado, en cierto muy pequeño grado, la educación sí es la solución anhelada, mucho más rica y polivalente que las opciones anteriores, al menos en el sentido de que la explotación petrolera sólo requiere extracción y refinamiento (para lo cual hace falta ingenieros, que deben ser educados) y el turismo sólo requiere el muestreo de los atractivos propios de la isla, lo que de por si requiere infraestructura y capital humano diestro en cultura, historia, artes y todo lo demás que interese al turista, cosas a las que ciertamente beneficia una buena y completa educación.

Pero, si la educación es o no, todo lo que promete ser es tema para otro día. La razón primordial por la que me encuentro realizando este escrito es para hablar, tal como se establece en el título, de un encuentro celebrado en la PUCMM- Santiago el pasado jueves 19 de julio del 2012, a fin de escuchar al economista Javier Luque. Este experto peruano realiza, bajo la dirección del Banco Mundial, un estudio regional sobre la educación, tanto en cuanto a contenido, como a formas de educar y de los resultados del mismo quiso a hablar a los que quisieran escuchar, yo incluido. De ese encuentro quisiera resaltar tres cosas: los datos e ideas importantes arrojadas por el expositor, los comentarios producidos por los otros dos panelistas y la reacción del público presente.

No obstante, antes de dar inicio, me parece apropiado aclarar que la charla se celebró gracias a los auspicios del senador de Santiago, Julio César Valentín y que contaba con la presencia del rector de la PUCMM, Mons. Agripino Núñez Collado, del Senador y presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez y, por supuesto, del mencionado senador Valentín. Como corolario SABEMOS que el público estuvo lleno de dirigentes políticos que querían dejarse ver o consideraron conveniente asistir, entre los que se encontraban Franklin Almeyda Rancier, Francisco Domínguez Brito, Tommy Galán (Senador por San Cristóbal), Petrouschka Muñoz y muchos dirigentes sindicales del profesorado y representantes de la Coalición Educación Digna. Como esperado, se inició tarde, los presentadores hablaron de más (restándole tiempo al expositor), se ratificó el compromiso ineludible del presidente electo, Ing. Danilo Medina, con el 4% y hubo muchas fotografías y saludos protocolares que limitaron el debate sustancioso.

Ya habiendo dicho lo anterior, iniciaremos con algunos puntos tratados por el expositor, Dr. Javier Luque. No hice un recuento sustancioso de lo expuesto, sino simplemente de lo que me llamó la atención:

El primer dato relevante es que en el 2005 la Oficina Regional de la UNESCO para America Latina y el Caribe realizó el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) que evaluó a todos los países de Latinoamérica, exceptuando a Puerto Rico y Panamá. Dentro de ese estudio no sólo quedamos en último lugar, como de seguro todos habían escuchado, sino que, y esto sonó extrañísimo, no había diferencia significativa entre las calificaciones obtenidas por los alumnos provenientes de hogares más pobres y más ricos. Esto suena excelente en términos de equidad social, pero visto más detenidamente, las consecuencias que trae son de las más nefastas de la región. Digo esto no sólo porque nuestro quintil más rico obtuvo las mismas calificaciones que el quintil más pobre del Salvador (segundo “peor” país), sino porque la igualdad de calificaciones entre ricos y pobres significa dos cosas: 1) El modelo educativo no sirve para enseñar, porque los hijos de los ricos reciben en promedio 4 horas de clases más a la semana y; 2) En la República Dominicana la educación no es vehículo de movilidad social porque a pesar de todos tener el mismo bajo nivel educativo, la brecha económica continua presente.

La única explicación que el experto peruano podía plantearse era que los hijos privilegiados no tomaron la prueba seriamente. Eso puede ser cierto, pero como el Dr. Luque desconoce la realidad dominicana no parece atisbar que los resultados tienen una falla de origen: él esperaba encontrarse con que los hijos de los ricos provinieran de familias con un horizonte cultural más elevado, lo cual no es necesariamente cierto ya que los profesionales e intelectuales dominicanos no constituyen la clase adinerada del país. De hecho, los hijos de poetas, sociólogos, historiadores, matemáticos, maestros etc., provienen de hogares mucho  más pobres que los hijos de comerciantes, terratenientes y políticos. En consecuencia, el horizonte cultural de los verdaderos ricos es igual de pobre que el de los auténticos pobres: consumo masivo, placer momentáneo, aspiraciones sensuales y sensoriales, etc., sólo que los ricos pueden satisfacer sus bajas aspiraciones, mientras que los pobres las anhelan. Si hay dudas respecto a esta deducción de mi parte, sólo hay que preguntarse quienes estudian filosofía, literatura y educación en las universidades y quienes estudian administración de empresas.

El segundo dato de sumo interés es la diversidad de empleos de la República Dominicana. Algunos lectores habrán de conocer la realidad cubana de doctores que ganan más como meseros o ingenieros que manejan taxis, pensando que en la República Dominicana estamos lejos de semejantes infortunios. Lamentablemente, lo cierto es que en los últimos 12 años nuestro país ha experimentado una revolución educativa positiva en cuanto a tasas de escolaridad y alfabetización, pero lamentablemente la progresión en la diversidad de empleos ha sido casi nula. Abundando respecto al tema encontramos que la disponibilidad de empleos que requieren análisis crítico, toma de decisiones o conocimientos especializados, ha permanecido casi estática en 12 años, a pesar de los avances de la ciencia y tecnología que la última década ha traído. En ese sentido experimentamos el círculo vicioso de que nuestras calificaciones en ciencias y matemáticas son pésimas y, por consiguiente, el país no atrae ni genera empleos técnico-científicos y, por otra parte, esa ausencia de empleos de alto nivel no motiva a la educación local a intentar alcanzar niveles más elevados de formación

Tercer punto, el gasto. El mismo cuento de todos los días, el famoso 4%. Existe una controversia en el debate público, generada por el PLD, de que un aumento de los fondos lo que causaría sería dilapidación de los mismos, pero lo cierto es que, en la actualidad, de todos los países de America Latina y el Caribe, R.D. ha sido el segundo que menos ha invertido proporcionalmente en educación. Sólo Bermudas ha invertido menos, tanto en relación al PIB, como en porcentaje del presupuesto nacional. No sólo eso, en relación a los países del mundo, viendo la media de lo que se invierte en educación con relación al tamaño de su PIB, la RD debería invertir mucho más simplemente para estar a la par con la media mundial (la cual incluye países más pobres que el nuestro).

Tratado el tema de lo planteado por el expositor, me gustaría ahora resaltar algunos de los aportes de los comentarías, Mercedes Hernández y Rafael Toribio, figuras con distinguido trayecto en el área de la educación.

Lo primero es que el valor de Mercedes Hernández es inspirador y esclarecedor, ya que en presencia de los funcionarios antedichos se atrevió a decir que los Directores Regionales de Educación no son ni gerentes ni docentes, sino politiqueros. Posteriormente abundó durante 18 minutos (le dieron 10 para hablar) acerca de cómo la burocracia impide la buena gestión de los ya de por si escasos recursos y de cómo el Ministerio de Educación se encuentra sobrecargado con tareas administrativas y hasta de  construcción, que le impiden enfocarse en mejorar el modelo educativo actual.

Continúo Rafael Toribio, quien resaltó lo siguiente:

1-      Los estudiantes de escuelas públicas suelen perder hasta un mes de clase cada año por tardanza, huelga o días sin docencia. Ante este panorama, preocupa que los padres no se preocupen porque sus hijos pierdan clases.

2-      A pesar de tener pruebas nacionales, las mismas no son aprovechadas por las autoridades. Lo que es más, no sólo en educación, sino que frente a todo resultado desfavorable, o nuestras autoridades lo descartan o intentan restarle mérito, asegurando que se trata de una campaña de descrédito para el país.

3-      Los beneficios de la carrera de educación y el bajo de nivel de requisito para graduarse de ella motiva solamente a aquellos que se ven imposibilitados de ingresar a otra carrera. ¿Cómo es que a los padres dominicanos no les importa que a sus hijos les enseñen personas descalificadas?


Por último, se permitió la participación de cinco miembros del público, los cuales estaban supuestos a hacer preguntas, pero prefirieron hacer uso del espacio para exponer sus ideas personales. La primera intervención estuvo a cargo de Franklin Almeyda Rancier quien destacó dos puntos muy preocupantes, cada uno a su propia manera:

1-      La tendencia mundial de la educación es que ésta debe favorecer la empleomanía. En contraparte el poeta Ramón Tejeda Read dijo en una entrevista que en lugar de carreras que defiendan o administren la riqueza ajena (administración, derecho, etc.), es bueno que el país fomente carreras que creen riqueza propia (literatura, sociología, filosofía, etc.).

2-      El que visita un barrio se da cuenta que la escuela y el barrio están de espaldas una con el otro. Los centros escolares parecen bunkers, con altas paredes, alambrado de púas y vigilancia permanente. Es cierto que esto nos habla del problema de la inseguridad, pero también de la irreverencia y la alienación. La escuela no significa nada para los que estudian en ella, ni para los que envían a sus hijos a ella. Ya no es un centro de alto valor y orgullo para la comunidad, ni siquiera forma parte del patrimonio comunitario cuya depravación nos duela a todos, sino que la escuela pública representa actualmente un plantel colocado unilateralmente por un gobierno que no escucha a la población para que los niños deban ir obligado a perder el tiempo y gastar dinero en uniformes y libros.

La segunda intervención correspondió a Víctor García de la Asociación Dominicana de Profesores, persona poseedora de una de las voces más resonantes que he tenido el privilegio de escuchar, la cual, además, se acrecentaba por arte del micrófono que fue puesto en sus manos. Dijo, por igual, dos cosas preocupantes:

1-      No está de acuerdo con la caracterización del profesorado como incapaz, resaltando que en la actualidad muchos profesionales de otras ramas se han inscrito en programas de habilitación docente para aprender la pedagogia necesaria para enseñar. Lo preocupante de esto es, por supuesto, la ausencia de autoevaluación de todos los líderes dominicanos, independientemente de su sector, lo que constituye una demagogia.

2-      Lo segundo es que quien toma las mayores decisiones educativas del país es el presidente de la República, el cual es llevado al poder por un partido político y por el trabajo de dirigentes como él (Victor Garcia), a los cuales no puede darles la espalda una vez en el poder. Siendo así las cosas, todos en este país somos políticos y si la señora Mercedes Hernández quiere eliminar la política de la educación, será ángeles que deberá traer del cielo a ocupar los cargos de directores regionales. Tristemente concuerdo con él al 100% y si queremos acabar con el sectarismo en la educación debe gestar un cambio del paradigma no sólo dentro del Ministerio, sino dentro todo el esquema gubernamental dominicano.

El tercero en tomar la palabra fue un periodista que, además, representa a la Asociación Dominicana de Ciegos. Su idea es clara: hay matriculación de muchos en el sistema escolar, pero hay poca inserción porque muchos se van o se quedan sin querer, y definitivamente no hay inclusión total, porque ninguna escuela del país, ni pública ni privada, se encuentra totalmente habilitada para los discapacitados, lo cual, francamente, es una vergüenza muchas veces ignorada y olvidada.

El cuarto participante fue un individuo oscuro (de dudosa apariencia) que habló de manera descarrilada. Al primer momento que pudo, la maestra de ceremonias le dio la palabra a la ex vice-alcaldesa Petrouschka Muñoz, quien con su extraño acento aseguró tener una pregunta que hacer, pero que debido al decepcionante espectaculo que se estaba llevando a cabo en el auditorio, no le restaba más que decir que el país se encuentra en emergencia y que nosotros mismos requerimos de mejor educación, de 4%, pero desde la cuna. Comentario atinado, pero improcedente, dado, en mi opinión, para aparentar rectitud y preocupación ante el foro, esperando que la gente la viera y aprobara de su conducta, generando así una percepción positiva entre los presentes. Fútil iniciativa, si me preguntan.

Después de la intervención de Petrouschka quedó finalizada la actividad, por lo que me quedé con muchas preguntas que me hubiese gustado responder a través de los expositiores. Entre ellas mencionaria las siguientes:

1-      Podria implementarse en dominicana el sistema de gerencia privada de escuelas públicas, como se hace en el Hermano Miguel. Bajo este sistema, los maestros reciben su salario del Ministerio y se utilizan fondos públicos para algunas construcciones, pero el director es nombrado por una organización no gubernamental, la escuela tiene políticas de contratación propias y un curriculum académico especializado, a la vez que los estudiantes deben pagar un poco para gozar de beneficios no disponibles en las escuelas públicas, como limpieza, electricidad, programas de deporte funcionales, etc.

2-      ¿De que manera puede la educación ayudar a asegurar igualdad de oportunidades y movilidad social vertical de la República Dominicana, o eso es una utopia?

3-      ¿Cuáles son sus recomendaciones a la hora de aplicar un presupuesto de 4% del PIB (actualmente tenemos 1.8), es decir, cuales son los gastos que más aportan a la educación integral y calidad de vida de los estudiantes? En la misma línea, que espacio debe dársele a la educación artística, la filosofía, la cultura popular y otras ramas del conocimiento no necesariamente atractivas para la empleomanía?

4-      Entre otras como: ¿Cuál es el salario ideal de los educadores? ¿Cuántas aulas y maestros hacen falta para abastecer la demanda y por que no los tenemos? ¿Debe la educación continuar siendo gratuita?, etc.

A modo de conclusión, sólo me gustaría citar al doctor Luque quien nos decia que la falta de educación nos afecta en más cosas que en la economia, sino también en la vida en sociedad y en la autoeficacia de cada uno de nosotros. Una vez entendido esto, nos corresponde abordar el tema seriamente e intentar llegar un acuerdo sobre el modelo educativo que queremos para el país y que requerimos para lograrlo. Por mi parte apruebo del curriculum actualmente impartido en la tanda regular de cinco horas diarias, como constitutivo de formación básica que todo individuo moderno debe tener. A la vez abogo por mayor inclusión de psicólogos y educadores profesionales en las escuelas, aparejado esto con una mayor inversión en el personal docente y en la habilitación de los planteles para una educación inclusiva. Finalmente, los padres deben jugar un rol superior al maestro, pero aliado a sus intereses educativos, iniciando la educación en casa y consolidando lo aprendido en la escuela.