martes, 29 de marzo de 2011

Contracanto a Walt Whitman de Pedro Mir

14
Porque
¿qué ha sido la ventura de los pueblos
sino un cambio continuo, un movimiento
eterno,
un fuego infinito que se enciende y que se
apaga?
¿Qué ha sido
sino un chorro incontenido,
espejo ayer de oteros y palmares,
hoy nube blanca?
¿Y que
sino una brega infatigable
en que hoy manda un puñado de golosos
y mañana los puños deliciosos,
fragantes y frenéticos del pueblo
innumerable?
Por eso tu, innumero, Walt Whitman,
que en mitad de la noche dijiste
yo
y el herrero sonoro se descubrió en la llama
y el forjador y el fogonero
y el cuidador del faro, celeste de miradas
y el fundidor y el leñero
y la niña celeste colando la alborada
y el pionero y el bombero
y el cochero y el aventurero y el arriero...
Tu,
que en medio de la noche dijiste
Yo, Walt Whitman, un cosmos,
un hijo de Manhattan
y un pueblo entero se descubrió en tu lengua
y se lanzo de lleno a construir su casa
hoy,
que ha perdido su casa,
hoy,
que tiene un puñado de golosos sonrientes y
engreídos,
hoy
que ha cambiado el fuego infinito que se
enciende y que se apaga
hoy...
hoy no te reconoce
desgarrado Walt Whitman,
porque tu signo esta guardado en las cajas de los
Bancos,
porque tu voz esta en las islas guardadas por
arrecifes
de bayonetas y puñales,
porque tu voz inunda los decretos y los centro de
Beneficencia
y los juegos de lotería,
porque hoy
cuando un magnate sonrosado,
en medio de la noche cósmica,
desenfrenadamente dice
yo
detrás de su garganta se escucha el ruido de la
muchedumbre
ensangrentada explota refugiada
que torvamente dice
tu
y escupe sangre entre los engranajes,
en las fronteras y las guardarrayas...
¡Oh, Walt Whitman de barba interminable!

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