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| Tomado de: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2016-12-06/pisa-2015-informe-educativo_1299949/ |
PISA 2015. Resultados para la República Dominicana
PISA
es el sistema de evaluación estandarizado para estudiantes desarrollado por la
OECD. No es una receta para formar ciudadanos honestos, comprometidos y
autoeficaces; es solamente una herramienta para medir el desempeño en áreas predeterminadas
y ayudar en el desarrollo de políticas educativas.
Como
era de esperar, en su informe de 2015, publicado el día de hoy, la República Dominicana
obtuvo los resultados más bajos posibles de todos los países comparados en cuanto
a ciencias, matemáticas y lectura. Esto es preocupante no sólo desde un punto
de vista meramente cuantitativo, sino que nos permite hacer inferencias
respecto a la capacidad de análisis y pensamiento crítico de los estudiantes.
Sacar buenas notas en un examen estandarizado no significa ser una persona
altamente racional, dedicada y capaz, pero sacar las peores notas es un
indicativo de desconocimiento del mundo en que vivimos, desdeño por la
preparación académica e incapacidad para dominar herramientas y resolver
problemas con ellas.
Sin
embargo, no todo es negativo. En las categorías de igualdad de género e
igualdad de clases, la República Dominicana está incluso por encima del
promedio de la OECD: Todo el mundo
recibe la misma mala educación. Igualmente, en cuanto a igualdad de oportunidad
de estudio para los inmigrantes, República Dominicana ofrece la misma educación
deficiente sin distinciones. ACHTUNG, si bien pudiera haber un elemento
democrático en estas circunstancias, me parece que también señalan hacia una
pregunta inquietante: ¿por qué si el nivel educativo es el mismo, siguen
existiendo desigualdades de género, clase y nacionalidad en cotidianidad
dominicana? La respuesta no parece fundamentarse en ideologías modernas
conservadoras, como la meritocracia, sino en prejuicios racistas y
patriarcales.
Por
último, no pretendo opinar de un tema del que desconozco (pedagogía), sólo
socializar resultados que han sido puestos a disposición de todos los
interesados. En cuanto a lo que soy capaz de afirmar, me limitaré a decir que
esta realidad no se revierte “trabajando duro” o “poniendo empeño”. De poco sirve un cambio de motivación si no
existe un cambio de método. Recordemos el fiasco de los falsos
alfabetizados o del plan de nacional de regularización. No es suficiente querer
hacer las cosas bien para hacerlas bien, sino aplicar una auténtica reflexión
que sea crítica, solidaria, inclusiva y ambiciosa.
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