martes, 9 de noviembre de 2010

No quiero más de lo mismo


No quiero más de lo mismo

Cuando veo la República Dominicana pienso en un gran y fallido estudio de la homeopatía: Basado en el acuñado principio de lo similar se cura con lo similar, siento a menudo como la clase política se renueva para reinventarse totalmente idéntica a como era anteriormente. Bajo este esquema, el pueblo está contento en ver perfilarse siempre las mismas figuras hasta que llegue el ocaso de alguna de éstas, momento en el cual surgirá el pupilo, el aprendiz o incluso el antagonista, quien con la misma estrategia de juego pretenderá demostrar que representa la diferencia.

Como ciudadano me pregunto por la posición geográfica de esa diferencia, cuando 20 años después, aun se implementa le mismo modelo funesto: Caravanas obstructoras del tránsito, afiches contaminantes del medio ambiente, espacios publicitarios millonarios que promocionan la buena gestión de los organismos del gobierno, lideres enriquecidos de movimientos pequeños, préstamos multibillonarios justo antes del proceso electoral, despliegues de fuerza, de romo y de ruido, desperdicio de dinero y de buen sentido y ni un solo debate, ni un solo estudio de lo que la población necesita (aunque si innumerables encuestas, todas falseadas), ni una sola simple intentona de aparentar que lo importante de la política es quien sabe manejar mejor el Estado, en lugar de quien sabe manejar mejor a las masas hambrientas y desesperadas.

“Política” en República Dominicana es un simple sinónimo de mercadotecnia nefasta y despilfarro indolente, así como “Gobierno” es ciertamente, un ente que vive para la política. ¿Por qué nunca parecemos avanzar, excepto quizás bajo el puño de hierro virulento de una dictadura? Porque es mejor nunca hacer nada, para mantener a todos contentos.

Yo espero en mi corazón que Francisco Domínguez Brito pueda llegar a presidente. ¿Por qué me gusta como candidato? Porque es joven, pero tienen experiencia, ha ocupado tres cargos importantes en el gobierno, de los cuales salió con honores, en lugar de salir abucheado como suele suceder. Porque es un intelectual, pero a la vez es un hombre de pueblo e iglesia, cuya madre es una profesora legendaria y cuya casa, a pesar de su papel como funcionario, siempre ha estado en el lugar peligroso donde más lo necesitan. Por último porque es un artista, un poeta y un actor de teatro y un joven con tanta sensibilidad social, lo peor que puede llegar a ser es abogado.

El seria la cara nueva que necesita la política dominicana, la bomba estruendosa de silencio sepulcral que caiga sobre el aparato decadente que ahora llamamos política local y demuestre que, por primera vez ha llegado lejos alguien cuya principal fortaleza es su honestidad.

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