Corrupción de
larga data y generosos empréstitos
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Después
de leer el excelente “Manual de Historia Dominicana” del maestro Frank Moya
Pons, 11era Edición, 1997, algunos de los datos más recientes sobre la historia
de nuestro país me han llamado tanto la atención que he decidido escribir este
y otros artículos, a fin de reflexionar acerca su papel en la República
Dominicana de hoy. Como escuché al historiador norteamericano Howard Zinn en
una charla de Youtube, “la historia es interesante como para perderse, como
una novela de misterio pero mejor aún es aprender de ella para entender y
cambiar el mundo en el cual vivimos” (parafraseo).
En
las páginas 427-428 de su libro, Moya Pons nos relata cómo, a su muerte, Lilís
había dejado un país completamente arruinado, con prácticamente todos sus
ingresos fiscales en manos de la Santo Domingo Improvement Company (comparar
con el 2018, en el cual el 45.5% de los ingresos estatales deberán utilizarse
en servicio de la deuda externa…y el endeudamiento continua).
En
los 14años de gobierno de Lilís, las continuas crisis financieras y las
emisiones de dinero inorgánico (las famosas “papeletas de Lilís”), terminaron
por arruinar a la mayoría de comerciantes de prestigio de la época,
favoreciendo en cambio, a un nuevo grupo de políticos y militares que hicieron
carrera con Lilís dirigiendo su maquinaria política y prestándole dinero al
gobierno. Estos préstamos eran pagados con el dinero proveniente de los
empréstitos concertados por Heureaux, lo cual constituye uno de los primeros
experimentos nacionales de transferencia de riqueza de la ciudadanía hacia la
clase política privilegiada. La deuda es de todos los dominicanos, pero el
dinero es sólo de aquellos ligados al régimen.
Como
vemos, si bien el Estado ha moderado sus políticas de represión ciudadana, sus
métodos de latrocinio de la población y abuso del poder institucional se han
mantenido esencialmente iguales, aunque más refinados y discretos. No obstante,
debido al aumento considerable de la incidencia que el Estado tiene sobre la
vida cotidiana en la República Dominicana, el endeudamiento hacia el cual
nuestros “representantes” se encuentran empecinados puede desembocar en una
crisis humanitaria catastrófica, ya que si bien en tiempos de Lilís no existía
ni siquiera la precaria red de asistencia social que tenemos hoy, la población
era mucho menor y dependía mucho menos del Estado para su malvivir.
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