El Estado dominicano a los ojos de Rubén Darío

Guernica, porque el hombre de la derecha implora ante "lo fatal". http://artfrommymac.blogspot.com/

Hay un poema de Rubén
Darío que siempre me hace pensar en el pueblo dominicano, se titula “Lo fatal”
y dice:
Dichoso el árbol,
que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber
nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo que no
conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
“Dichoso el árbol
que es apenas sensitivo”
Hay grandes tragedias que azotan a todo un país, tsunamis, huracanes, sequías,
pero hay una en particular que arrasa con el tercer mundo todos los días y es
la falta de educación y en este caso, la ausencia de conciencia ambiental.
Entre las diversas imágenes del sub-desarrollo se encuentra plasmada la del
auto de lujo con chofer ignorante arrojando una botella plástica por la ventana,
violando la ley natural y la de los hombres (Ley 120-99 que prohíbe tirar desperdicios
en calles y aceras, pero no mucha gente la conoce, en especial el Ministerio
Público). Bajo esta situación, dichosos son los árboles dominicanos si es que
son apenas sensitivos pues apenas sienten la suciedad del suelo, las aguas de escorrentía,
mezcladas con aceite de motor y químicos para tratar el cuero. Dichosos son si
no sienten el smog en sus hojas, el hollín en sus ramas y la podredumbre de la
tierra en sus raíces.
A mi edad temprana, recuerdo la incidencia de campañas medioambientales,
fruto de un interés político de pertenecer a una nueva ola ecologista y granjearse
la aprobación domestica y foránea. Sin embargo, el interés murió al morir la
idea del lucro y es que se juntan más gente y más votos dando ron que dando
clases y se gasta mucho menos dinero amontonando la basura en un vertedero que
creando un sistema de reciclaje. Como siempre, las nobles causas mueren por
insuficiencia plutarquica. Ni el sector público ni el privado demuestran el interés
necesario.
“Y más la piedra dura porque ésta ya no siente”
En el año 1962, durante su reunión plenaria 1194, la Asamblea General
de las Naciones Unidas formalizó el reclamo de gran parte de sus miembros. La Resolución 1803 otorga
o más bien reconoce el derecho de todos los Estados a soberanía permanente sobre
sus recursos naturales, soberanía que debe ser empleada para propiciar el
desarrollo nacional y el bienestar de sus habitantes. Este fue un encomiable
esfuerzo de los países del tercer mundo para tratar de poner fin a la larga y oprobiosa
relación entre gobiernos entreguistas y multinacionales golosas. Cuarenta y
ocho (48) años después, continúa este nefasto amorío.
Pobres las joyas,
los barros, las minas
Más pobres que el
hombre pidiendo en la esquina
Pobres las
gravas, los ríos, la arena
Más pobres que un
preso cumpliendo condena
Pobres los picos,
los bosques, los lagos
En manos de
hombres que los hacen esclavos
Casi medio siglo después y aun nos entablamos en las mismas luchas. Hoy más
que nunca la historia se repite como una espiral decadente y como dijo el poeta
Mir: “Pasajeros despoblados y agrestes del rocío,
Van montañas y
valles por el río,
Camino de los
puertos extranjeros”
“Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida conciente”
García Márquez fue el padre del realismo mágico, género en el cual mezclaba
las condiciones más paupérrimas con situaciones irreales e inverosímiles,
tratado todo con la mayor cotidianidad. Es por ello que él, mejor que nadie, ha
plasmado la autentica experiencia latinoamericana.
Habitamos en un país de lo absurdo, un absurdo que empieza con nuestra
historia. La colonia que hoy llamamos país tiene más de 500 años de vida y de
ser la colonia numero uno del mundo, hoy somos el septuagésimo octavo (78) país
más corrupto del globo.
Es un absurdo encender la televisión. Las cosas que uno ve no tienen ni pie
ni cabeza: muerte de generales, quema de secuestradores, cómplices enfermos de cáncer
en prisión, funcionarios que cuelgan carteles gigantes para que los aplaudan
por hacer su trabajo y políticos que niegan el empleo de fondos públicos en su
campaña sin siquiera pestañear.
Es absurdo, irrisorio, irreal que falten butacas, pero sobren empleos en la Administración, es
absurdo que se pida dinero prestado para solventar las cargas públicas y sin
embargo no haya fondos para los médicos, los maestros, los policías… Es tan
absurdo como aquel poema que un amigo escribió en octavo de primaria:
“Rastreria,
Rastreria, Rastreria
Yo pago la luz
Pero se va todos
los días”
“Ser y no saber nada”
La mayoría de dominicanos vive con un sentimiento subyacente de que las
cosas andan mal, de que alguien nos engaña, de que el Gran Hermano nos observa.
Las calles están sucias, la justicia es ineficaz y tenemos la sospecha suspicaz
de que es culpa de alguien o algo, algún ente abstracto y ubicuo al que solo
atinamos a llamar corrupción. Esa hidra
de cinco, siete, diez o diez mil cabezas cuyas garras alcanzan los rincones más recónditos,
hasta aquel punto de drogas en medio del plantío o junto a los desfiladeros de
las costas no comerciables. Lo que era antes campesino y pescador, ahora no es
más que ratero y malhechor. Y así somos, sin saber lo que ocurre a nuestro
alrededor, sin entender porque estamos mal, si será Dios que se olvido de
nosotros o quizás nos olvidamos de rezar.
“Y ser sin rumbo cierto”
¿Adonde vamos? ¿Qué nos espera? A diferencia del
poema, la Republica Dominicana
si tiene rumbo cierto. Solo nos basta mirar hacia atrás, muy atrás en nuestra
historia:
Colonizados por los ladrones y convictos que vinieron
con Colon, logramos progresar matando indios, pero sin olvidar nuestras raíces.
Eventualmente llegaron los dones y gobernadores, seguidos de las damas de
sociedad, quienes nunca perdieron su dignidad ni siquiera cuando España se
olvido de ellos. Fieles a su verdad, vestían sus trajes de gala harapientos y
sus sombreros florales macilentos, se negaban a hablar con los mulatos a su
lado y para ellos trabajar era un autentico pecado, características a las
cuales nos hemos aferrado. Cuando el gobernador español Carlos Urrutia les urgió
a cosechar la tierra, le apodaron con un pseudónimo que manifestaba todo el
desden de aquella sociedad atrasada sentía hacia la idea de ganarse el pan con
el sudor de su frente, “Carlos Conuco”.
En el año 1821 nació oficialmente el entreguismo
dominicano. José Núñez de Cáceres proclama el Estado del Haití Español con el
fin de anexarse a la gran Colombia, pero sectores influyentes de la población
consideraron más propicia la anexión con Haití. Es durante esos 22 años de vida
unitaria cuando Haití pretende gravar a la antigua colonia de Santo Domingo con
la deuda requerida por Francia bajo concepto de indemnización que surge la
primera de tres anomalías libertarias en el pueblo dominicano. Anomalía
personificada primero en la
Trinitaria y posteriormente en la figura de nuestros tres próceres,
cuya historia de seguro es desconocida por la mayoría de los niños dominicanos.
Afortunadamente para el oficialismo esta anomalía
fue rápidamente aplastada con el encierro y destierro de Duarte y la puesta de
nuestros demás “héroes“ frente al batallón de fusilamiento.
Un rápido esbozo de la historia ulterior nos
permitirá identificar la tendencia: anexión, Restauración (la segunda anomalía
libertaria); Luperon, Báez y Lilix; Gallos, Coludos y Ramón Cáceres; Primera
ocupación, Horacio Vásquez y Trujillo, Trujillo, Trujillo, Trujillo y Balaguer,
entonces la tercera anomalía y la más efímera de todas, durando solo siete
meses. A partir de entonces entramos en la edad contemporánea, pero la
tendencia se ha mantenido fiel y es posible predecir en que deparará. Resulta
espeluznante, pero saber de donde venimos es el primer paso para saber a donde
nos dirigimos.
Camina, caminante perdido
Detente y elige el camino
Piensa y pondera tu destino
Camina, caminante perdido
“Y el temor de haber sido y un futuro terror”
Los hombres olvidan muy rápido, pero todos quienes
poseen algo de memoria histórica recuerdan con horror los crímenes de las
ultimas décadas, la lucha por la expresión, por la democracia… ¿Justamente
cuantos murieron para que aquello que nos duele en el tuétano que nos pisoteen,
hoy se llamara derecho?
Las bombas estallan, las botellas se estrallan,
Las banderas ondean pa' que los niños las vean,
Los desfiles de rostros perdidos,
Las lagrimas públicas por los desaparecidos
Y el gobierno, ese señor ciego y silencioso,
Que a las ideas encierra en calabozos.
Tengo temor por lo que hemos sido,
Tengo temor por lo que devendremos.
Los muertos ya no son tantos ni los desmanes tan
evidentes,
Ya casi no se usan armas sino que se compran las mentes.
Esta empresa de venderse por dinero solo me hace
pensar en Quevedo: “Madre, yo al oro me humillo, el es mi amante y mi amado”
¿Qué tan bajo hemos llegado?. Esta es la época de la lucha de las conciencias,
tú contra tu propia conciencia. En estos días, el dinero abunda gracias al narcotráfico,
pero la maquinaria política se lo traga todo de modo que cada vez hay que
cobrar más impuestos, pedir más préstamos, vender más pedazos del país… Hay un
futuro terror por nuestra suerte, como aquel momento 26 años atrás cuando
estalló la bomba de tiempo y la tasa ficticia del dólar tuvo que dejarse flotar
desencadenando en la mayor alza de precios que ha experimentado la República Dominicana.
El gobierno entreguista e irresponsable había vendido a la población una falsa
idea de estabilidad la cual se vio forzosamente desmantelada cuando quiso
pedirle dinero al FMI, desembocando en las “pobladas de abril”. ¿Y este
blindaje que tenemos ahora, en que desembocará?
“Y el espanto seguro de estar mañana muerto”
Nos decía Platón en su Republica, que los
guardianes del orden y la sociedad
debieran de ser los más capaces, inteligentes, preparados y bien
alimentados. Sin embargo, los caudillos y pequeños Trujillos de nuestro país se
han beneficiado de la precariedad de nuestras fuerzas armadas para así
encumbrarse como lideres territoriales que aprovechan su posición para amparar
actividades ilegales.
El que ve una placa en estos días lo último que
siente es seguridad. El que ve un uniforme no siente admiración, sino pena y
animadversión. La policía es corrupta se dice, los militares violentos se
clama, pero ¿como puede una persona ser excelente ganando 4,000 pesos al mes?
¿Cómo puede un oficial amar la
Constitución, como va a pedir ser enterrado envuelto en la
bandera, cuando su jefe y ejemplo las pisotea en privado a pesar de honrarlas
en público? Cuantos casos de muerte en prisión, de balas cruzadas, de oficiales
ajusticiados, de verdades calladas. ¿Cuánto ha de flaquear el rígido instrumento
de la fuerza militar hasta que la gente se de cuenta que la situación es tal
que ya hay que poner fiscalias en las escuelas?
Nada se mueve en la policía ni en las Fuerzas Armadas sin la orden de un
superior. Toda
organización es como una pirámide: Cuando los bloques del fondo están sucios, no basta más que limpiarlos, pero cuando la
mugre cubre toda la cúspide, al caer la lluvia toda se escurre y la suciedad se
permea a través de toda la estructura.
“Y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos”
Que duro es vivir bajo el imperio de la codicia
Cuanto se sufre por la vida, viviendo entre la malicia
Lo más triste del caso es nuestra ignorancia.
Nadie sabe que se dice en esas reuniones secretas en las cuales se “bajan líneas”
y se compran lealtades. Esta situación se ha extendido a todos los estratos de
la vida dominicana, no solo la política, sino también la ciencia, el deporte,
el arte… Nadie se salva, pero tampoco nadie deja de jugar, todos halan para su
lado y es cuestión de quien hala más pesado.
De todo esto, hay algo ignominioso. Aquellos
fantoches o farsantes, aquellos falaces maleantes de quienes tanto nos quejamos
como si no supiéramos quienes son, no son extranjeros ni son extraños, son
dominicanos. Nuestros vecinos, amigos, compadres, el primo de fulano, el novio
de mi hermana…, todos nos son familiares. No hay dominicano que no conozca a un
corrupto y a veces, solo nos hace falta mirarnos en el espejo.
“Sed justos lo primero, si queréis ser felices” fueron
las palabras del maestro, del idealista. Cuando entendamos que apostando por la
justicia nos beneficiamos tanto a nosotros como a otros, dejaremos atrás el
sistema nefando que procura beneficios fugaces a la costa de aquellos más débiles.
Jugamos un juego sin reglas, cuidando siempre nuestra espalda de uno que
demuestre ser más tramposo que nosotros.
Es asqueante ver a los prohombres del país
cargando cuchillos envueltos en flores y que ellos pretendan hacernos creer que
esta es la mejor manera de hacer las cosas. Es cierto que “La carne nos tienta
con su frescos racimos, pero así la tumba nos aguarda con sus fúnebres ramos”
pueblo dominicano, cambiemos por donde vamos, si es que entendemos de donde
venimos”.
Santiago
26 de febrero de 2010
Ensayo poético político
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