Conversatorio de la Oficina
Senatorial “Pensar para proponer: Educación para el crecimiento y la
inclusión social. Retos y potencialidades en la República Dominicana”
Educación, la nueva
panacea. Hace tiempo que venimos jugando con la idea de que la educación
representa la solución a todos los males de la República Dominicana, así como
antes lo fue el petróleo y después lo fue el turismo. En cierto grado, en
cierto muy pequeño grado, la educación sí es la solución anhelada, mucho más
rica y polivalente que las opciones anteriores, al menos en el sentido de que
la explotación petrolera sólo requiere extracción y refinamiento (para lo cual
hace falta ingenieros, que deben ser educados) y el turismo sólo requiere el
muestreo de los atractivos propios de la isla, lo que de por si requiere
infraestructura y capital humano diestro en cultura, historia, artes y todo lo
demás que interese al turista, cosas a las que ciertamente beneficia una buena
y completa educación.
Pero, si la
educación es o no, todo lo que promete ser es tema para otro día. La razón
primordial por la que me encuentro realizando este escrito es para hablar, tal
como se establece en el título, de un encuentro celebrado en la PUCMM- Santiago
el pasado jueves 19 de julio del 2012, a fin de escuchar al economista Javier
Luque. Este experto peruano realiza, bajo la dirección del Banco Mundial, un
estudio regional sobre la educación, tanto en cuanto a contenido, como a formas
de educar y de los resultados del mismo quiso a hablar a los que quisieran escuchar,
yo incluido. De ese encuentro quisiera resaltar tres cosas: los datos e ideas
importantes arrojadas por el expositor, los comentarios producidos por los
otros dos panelistas y la reacción del público presente.
No obstante, antes
de dar inicio, me parece apropiado aclarar que la charla se celebró gracias a
los auspicios del senador de Santiago, Julio César Valentín y que contaba con
la presencia del rector de la PUCMM, Mons. Agripino Núñez Collado, del Senador
y presidente del Senado, Reinaldo Pared Pérez y, por supuesto, del mencionado
senador Valentín. Como corolario SABEMOS que el público estuvo lleno de
dirigentes políticos que querían dejarse ver o consideraron conveniente asistir,
entre los que se encontraban Franklin Almeyda Rancier, Francisco Domínguez
Brito, Tommy Galán (Senador por San Cristóbal), Petrouschka Muñoz y muchos
dirigentes sindicales del profesorado y representantes de la Coalición
Educación Digna. Como esperado, se inició tarde, los presentadores hablaron de
más (restándole tiempo al expositor), se ratificó el compromiso ineludible del
presidente electo, Ing. Danilo Medina, con el 4% y hubo muchas fotografías y
saludos protocolares que limitaron el debate sustancioso.
Ya habiendo dicho
lo anterior, iniciaremos con algunos puntos tratados por el expositor, Dr.
Javier Luque. No hice un recuento sustancioso de lo expuesto, sino simplemente
de lo que me llamó la atención:
El primer dato relevante
es que en el 2005 la Oficina Regional de la UNESCO para America Latina y el
Caribe realizó el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE)
que evaluó a todos los países de Latinoamérica, exceptuando a Puerto Rico y
Panamá. Dentro de ese estudio no sólo quedamos en último lugar, como de seguro
todos habían escuchado, sino que, y esto sonó extrañísimo, no había diferencia
significativa entre las calificaciones obtenidas por los alumnos provenientes
de hogares más pobres y más ricos. Esto suena excelente en términos de equidad
social, pero visto más detenidamente, las consecuencias que trae son de las más
nefastas de la región. Digo esto no sólo porque nuestro quintil más rico obtuvo
las mismas calificaciones que el quintil más pobre del Salvador (segundo “peor”
país), sino porque la igualdad de calificaciones entre ricos y pobres significa
dos cosas: 1) El modelo educativo no sirve para enseñar, porque los hijos de
los ricos reciben en promedio 4 horas de clases más a la semana y; 2) En la
República Dominicana la educación no es vehículo de movilidad social porque a
pesar de todos tener el mismo bajo nivel educativo, la brecha económica
continua presente.
La única
explicación que el experto peruano podía plantearse era que los hijos
privilegiados no tomaron la prueba seriamente. Eso puede ser cierto, pero como
el Dr. Luque desconoce la realidad dominicana no parece atisbar que los
resultados tienen una falla de origen: él esperaba encontrarse con que los
hijos de los ricos provinieran de familias con un horizonte cultural más
elevado, lo cual no es necesariamente cierto ya que los profesionales e
intelectuales dominicanos no constituyen la clase adinerada del país. De hecho,
los hijos de poetas, sociólogos, historiadores, matemáticos, maestros etc.,
provienen de hogares mucho más pobres
que los hijos de comerciantes, terratenientes y políticos. En consecuencia, el
horizonte cultural de los verdaderos ricos es igual de pobre que el de los auténticos
pobres: consumo masivo, placer momentáneo, aspiraciones sensuales y
sensoriales, etc., sólo que los ricos pueden satisfacer sus bajas aspiraciones,
mientras que los pobres las anhelan. Si hay dudas respecto a esta deducción de
mi parte, sólo hay que preguntarse quienes estudian filosofía, literatura y
educación en las universidades y quienes estudian administración de empresas.
El segundo dato de
sumo interés es la diversidad de empleos de la República Dominicana. Algunos
lectores habrán de conocer la realidad cubana de doctores que ganan más como
meseros o ingenieros que manejan taxis, pensando que en la República Dominicana
estamos lejos de semejantes infortunios. Lamentablemente, lo cierto es que en
los últimos 12 años nuestro país ha experimentado una revolución educativa
positiva en cuanto a tasas de escolaridad y alfabetización, pero lamentablemente
la progresión en la diversidad de empleos ha sido casi nula. Abundando respecto
al tema encontramos que la disponibilidad de empleos que requieren análisis
crítico, toma de decisiones o conocimientos especializados, ha permanecido casi
estática en 12 años, a pesar de los avances de la ciencia y tecnología que la
última década ha traído. En ese sentido experimentamos el círculo vicioso de
que nuestras calificaciones en ciencias y matemáticas son pésimas y, por
consiguiente, el país no atrae ni genera empleos técnico-científicos y, por
otra parte, esa ausencia de empleos de alto nivel no motiva a la educación
local a intentar alcanzar niveles más elevados de formación
Tercer punto, el
gasto. El mismo cuento de todos los días, el famoso 4%. Existe una controversia
en el debate público, generada por el PLD, de que un aumento de los fondos lo
que causaría sería dilapidación de los mismos, pero lo cierto es que, en la
actualidad, de todos los países de America Latina y el Caribe, R.D. ha sido el
segundo que menos ha invertido proporcionalmente en educación. Sólo Bermudas ha
invertido menos, tanto en relación al PIB, como en porcentaje del presupuesto
nacional. No sólo eso, en relación a los países del mundo, viendo la media de
lo que se invierte en educación con relación al tamaño de su PIB, la RD debería
invertir mucho más simplemente para estar a la par con la media mundial (la
cual incluye países más pobres que el nuestro).
Tratado el tema de
lo planteado por el expositor, me gustaría ahora resaltar algunos de los
aportes de los comentarías, Mercedes Hernández y Rafael Toribio, figuras con
distinguido trayecto en el área de la educación.
Lo primero es que
el valor de Mercedes Hernández es inspirador y esclarecedor, ya que en
presencia de los funcionarios antedichos se atrevió a decir que los Directores
Regionales de Educación no son ni gerentes ni docentes, sino politiqueros.
Posteriormente abundó durante 18 minutos (le dieron 10 para hablar) acerca de
cómo la burocracia impide la buena gestión de los ya de por si escasos recursos
y de cómo el Ministerio de Educación se encuentra sobrecargado con tareas
administrativas y hasta de construcción,
que le impiden enfocarse en mejorar el modelo educativo actual.
Continúo Rafael
Toribio, quien resaltó lo siguiente:
1-
Los estudiantes de escuelas
públicas suelen perder hasta un mes de clase cada año por tardanza, huelga o
días sin docencia. Ante este panorama, preocupa que los padres no se preocupen porque
sus hijos pierdan clases.
2-
A pesar de tener pruebas
nacionales, las mismas no son aprovechadas por las autoridades. Lo que es más,
no sólo en educación, sino que frente a todo resultado desfavorable, o nuestras
autoridades lo descartan o intentan restarle mérito, asegurando que se trata de
una campaña de descrédito para el país.
3-
Los beneficios de la carrera de
educación y el bajo de nivel de requisito para graduarse de ella motiva
solamente a aquellos que se ven imposibilitados de ingresar a otra carrera.
¿Cómo es que a los padres dominicanos no les importa que a sus hijos les
enseñen personas descalificadas?
Por último, se permitió
la participación de cinco miembros del público, los cuales estaban supuestos a
hacer preguntas, pero prefirieron hacer uso del espacio para exponer sus ideas
personales. La primera intervención estuvo a cargo de Franklin Almeyda Rancier
quien destacó dos puntos muy preocupantes, cada uno a su propia manera:
1-
La tendencia mundial de la
educación es que ésta debe favorecer la empleomanía. En contraparte el poeta
Ramón Tejeda Read dijo en una entrevista que en lugar de carreras que defiendan
o administren la riqueza ajena (administración, derecho, etc.), es bueno que el
país fomente carreras que creen riqueza propia (literatura, sociología, filosofía,
etc.).
2-
El que visita un barrio se da
cuenta que la escuela y el barrio están de espaldas una con el otro. Los
centros escolares parecen bunkers, con altas paredes, alambrado de púas y
vigilancia permanente. Es cierto que esto nos habla del problema de la
inseguridad, pero también de la irreverencia y la alienación. La escuela no
significa nada para los que estudian en ella, ni para los que envían a sus
hijos a ella. Ya no es un centro de alto valor y orgullo para la comunidad, ni
siquiera forma parte del patrimonio comunitario cuya depravación nos duela a
todos, sino que la escuela pública representa actualmente un plantel colocado
unilateralmente por un gobierno que no escucha a la población para que los
niños deban ir obligado a perder el tiempo y gastar dinero en uniformes y
libros.
La segunda
intervención correspondió a Víctor García de la Asociación Dominicana de
Profesores, persona poseedora de una de las voces más resonantes que he tenido
el privilegio de escuchar, la cual, además, se acrecentaba por arte del
micrófono que fue puesto en sus manos. Dijo, por igual, dos cosas preocupantes:
1-
No está de acuerdo con la
caracterización del profesorado como incapaz, resaltando que en la actualidad
muchos profesionales de otras ramas se han inscrito en programas de
habilitación docente para aprender la pedagogia necesaria para enseñar. Lo
preocupante de esto es, por supuesto, la ausencia de autoevaluación de todos
los líderes dominicanos, independientemente de su sector, lo que constituye una
demagogia.
2-
Lo segundo es que quien toma las
mayores decisiones educativas del país es el presidente de la República, el
cual es llevado al poder por un partido político y por el trabajo de dirigentes
como él (Victor Garcia), a los cuales no puede darles la espalda una vez en el
poder. Siendo así las cosas, todos en este país somos políticos y si la señora
Mercedes Hernández quiere eliminar la política de la educación, será ángeles
que deberá traer del cielo a ocupar los cargos de directores regionales.
Tristemente concuerdo con él al 100% y si queremos acabar con el sectarismo en
la educación debe gestar un cambio del paradigma no sólo dentro del Ministerio,
sino dentro todo el esquema gubernamental dominicano.
El tercero en tomar
la palabra fue un periodista que, además, representa a la Asociación Dominicana
de Ciegos. Su idea es clara: hay matriculación de muchos en el sistema escolar,
pero hay poca inserción porque muchos se van o se quedan sin querer, y
definitivamente no hay inclusión total, porque ninguna escuela del país, ni
pública ni privada, se encuentra totalmente habilitada para los discapacitados,
lo cual, francamente, es una vergüenza muchas veces ignorada y olvidada.
El cuarto
participante fue un individuo oscuro (de dudosa apariencia) que habló de manera
descarrilada. Al primer momento que pudo, la maestra de ceremonias le dio la
palabra a la ex vice-alcaldesa Petrouschka Muñoz, quien con su extraño acento
aseguró tener una pregunta que hacer, pero que debido al decepcionante
espectaculo que se estaba llevando a cabo en el auditorio, no le restaba más
que decir que el país se encuentra en emergencia y que nosotros mismos
requerimos de mejor educación, de 4%, pero desde la cuna. Comentario atinado,
pero improcedente, dado, en mi opinión, para aparentar rectitud y preocupación ante
el foro, esperando que la gente la viera y aprobara de su conducta, generando
así una percepción positiva entre los presentes. Fútil iniciativa, si me
preguntan.
Después de la
intervención de Petrouschka quedó finalizada la actividad, por lo que me quedé
con muchas preguntas que me hubiese gustado responder a través de los
expositiores. Entre ellas mencionaria las siguientes:
1-
Podria implementarse en dominicana
el sistema de gerencia privada de escuelas públicas, como se hace en el Hermano
Miguel. Bajo este sistema, los maestros reciben su salario del Ministerio y se
utilizan fondos públicos para algunas construcciones, pero el director es
nombrado por una organización no gubernamental, la escuela tiene políticas de
contratación propias y un curriculum académico especializado, a la vez que los
estudiantes deben pagar un poco para gozar de beneficios no disponibles en las
escuelas públicas, como limpieza, electricidad, programas de deporte
funcionales, etc.
2-
¿De que manera puede la educación
ayudar a asegurar igualdad de oportunidades y movilidad social vertical de la
República Dominicana, o eso es una utopia?
3-
¿Cuáles son sus recomendaciones a
la hora de aplicar un presupuesto de 4% del PIB (actualmente tenemos 1.8), es
decir, cuales son los gastos que más aportan a la educación integral y calidad
de vida de los estudiantes? En la misma línea, que espacio debe dársele a la
educación artística, la filosofía, la cultura popular y otras ramas del
conocimiento no necesariamente atractivas para la empleomanía?
4-
Entre otras como: ¿Cuál es el
salario ideal de los educadores? ¿Cuántas aulas y maestros hacen falta para
abastecer la demanda y por que no los tenemos? ¿Debe la educación continuar
siendo gratuita?, etc.
A modo de
conclusión, sólo me gustaría citar al doctor Luque quien nos decia que la falta
de educación nos afecta en más cosas que en la economia, sino también en la
vida en sociedad y en la autoeficacia de cada uno de nosotros. Una vez
entendido esto, nos corresponde abordar el tema seriamente e intentar llegar un
acuerdo sobre el modelo educativo que queremos para el país y que requerimos
para lograrlo. Por mi parte apruebo del curriculum actualmente impartido en la
tanda regular de cinco horas diarias, como constitutivo de formación básica que
todo individuo moderno debe tener. A la vez abogo por mayor inclusión de
psicólogos y educadores profesionales en las escuelas, aparejado esto con una
mayor inversión en el personal docente y en la habilitación de los planteles
para una educación inclusiva. Finalmente, los padres deben jugar un rol
superior al maestro, pero aliado a sus intereses educativos, iniciando la
educación en casa y consolidando lo aprendido en la escuela.
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